Al sur de Estados Unidos, Texas, acrecentará la vigilancia que existe en la frontera con México para “batallar” con el aumento de inmigrantes y la “falta de recursos federales suficientes que permitan asegurarla”.
Según las autoridades, el Gobierno de Texas reaccionó así a la crisis humanitaria provocada por muchos inmigrantes indocumentados que atraviesan la frontera y que en su mayoría son menores de edad centroamericanos y están por su cuenta, sin ningún familiar.
Las autoridades estatales sostienen que sus anteriores “procedimientos de seguridad” en la frontera resultaron ser “efectivas en cuanto a reducción de actividad criminal se refieres y la violencia relacionada con el contrabando de personas y el tráfico de drogas”.
El republicano conservador Rick Perry, actual gobernador, indicó que el estado “no puede esperar a que Washington proceda en esta crisis y no nos mantendremos sin hacer nada mientras la seguridad de los ciudadanos de Texas es amenazada”; por tal motivo, el gobierno de dicho estado destinará aproximadamente 1,3 millones de dólares a la semana a suministrar y financiar estos procedimientos fronterizos, se espera que esto siga hasta finales de 2014, por lo que se calcula que el coste total de esta operación será superior a 30 millones de dólares.
En lo que va del año, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) ha detenido a casi 160.000 inmigrantes indocumentados en el valle del Río Grande, este dato supera en definitiva a datos oficiales del año pasado, ya que en el 2013 la cantidad total fue de 154.453; y, sólo en mayo, se llegó a detener a cerca de 1100 al día.
Lo que preocupa sobre todo, es la llegada de niños sin familiares que tras ser interceptados por las autoridades son trasladados a albergues, en donde esperan las decisiones que se tomaran en sus casos.
Según el Gobierno de Texas, son 34.000 menores los que han sido detenidos desde el inicio de año y se pronostica que la cifra ascienda a 90.000 al acabar el año fiscal.