Los hispanos que radican en Estados Unidos podrán el 4 de noviembre de este año premiar o castigar a quienes estuvieron a favor y en contra de la reforma migratoria. No cabe ninguna duda que los 11 millones de indocumentados en el país afrontan una situación incierta.
Ellos señalan que la reforma migratoria está muerta, indican que lo que la mató fue la falta de voluntad política en la Cámara de Representantes; y así lo confirmó el congresista Luis Gutiérrez quien dijo que los esfuerzos que se llevaban a cabo en la Cámara de Representantes “murieron” para lo que resta del 2014.
Hace ya un año que el Senado aprobó un proyecto de ley bipartidista que envolvió un camino a la ciudadanía para indocumentados que se encuentran en el país desde antes del 31 de diciembre de 2011 y no tienen antecedentes criminales.
Los actores y fundadores de Voto Latino hacen un llamado a no darse por vencidos por la reforma migratoria.
La minoría demócrata en la Cámara de Representantes no pudo conseguir los votos republicanos para presentar un plan con posibilidades de ser debatido y votado por el pleno.
El 8 de octubre, Nancy Pelosi (California), mostró el proyecto de ley H.R. 15 basado en el plan S.744 con cambios en una enmienda republicana de seguridad fronteriza pero guardando el camino de legalización para millones de indocumentados.
Cinco meses más tarde, en marzo del 2014, Pelosi presentó una petición de descarga (discharge petition) para obligar un voto en el pleno y saltar por encima de la regla Hastert. La medida necesita de 218 firmas y solo 193 la respaldan, ninguno de ellos republicano.
Mientras el debate se fue enfriando en la Cámara, el gobierno de Obama mantuvo casi sin variaciones una agresiva política de deportaciones. Tan solo en lo que va del año, más de 2 millones de indocumentados han sido expulsados del país. Luego de fuertes presiones de su partido, de organizaciones de inmigrantes, del sector religioso, de empresarios y sindicatos, Obama informó que examinaría la política de deportaciones para humanizar la política de deportaciones.
En mayo, Obama aplazó la orden hasta “avanzado el verano” y con ello darle tiempo a la Cámara de Representantes para que apruebe una reforma migratoria como el plan del Senado. Y aseguró que había votos suficientes en el pleno.
Sin duda se han perdido cerca de 12 meses, debido a que los republicanos bloquean la reforma migratoria en la Cámara de Representantes. Pero de lo que se está seguro es que los hispanos de Estados Unidos usarán el voto de noviembre como arma política para castigar o premiar a los que rechazaron o apoyaron la reforma migratoria en el Congreso.